La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de
detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el
plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar
las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas
calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción
para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no
ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios
intereses.
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo
tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el
cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso
legal de cumplir con lo que se ha comprometido.
La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto
fundamental: la confianza.
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